viernes, 7 de enero de 2011

ALGUIEN TENÍA QUE DECIRLO

Hoy parece darse una fuerte tendencia a pensar que ser inteligente es ser de izquierdas y que ser de izquierdas significa odiar todo lo que se relacione con Israel, además de defender gobiernos de sátrapas sudamericanos o persas. Todo el mundo parece olvidar que hace poco más de siete décadas, un lunático esquizoide que llevó al mundo a la segunda guerra mundial y casi logró la destrucción de Europa, también puso de moda esa manera de pensar a la que los “inteligentes” de la época seguían como un rebaño. Sorprende que el pueblo español, uno de los pueblos más semíticos del mundo, sea también dolorosa y paradójicamente uno de los más antisemitas.

Si eres judío y escribes favor de ISRAEL, todo lo que pretendas decir será desvalorizado. Por eso, antes que nuestra propia opinión, hoy publicamos la siguiente conferencia  de Pilar RAHOLA, valiente periodista catalana que siempre ha escrito con claridad sobre este tema tan voluntariamente ignorado por la inmensa mayoría pero, del que todo el mundo habla como si lo conociese a fondo.

La izquierda lunática

Autor: Pilar Rahola*

"No soy judía, estoy vinculada ideológicamente a la izquierda y soy periodista. ¿Por qué no soy anti israelí, como la mayoría de mis colegas?

``Maten a ese cerdo infiel''. Con esa simple orden, enviada por un imán, la vida de un profesor francés, Robert Redeker, cambió para siempre el 19 de septiembre de 2006. Internet multiplicó la amenaza en decenas de webs islámicas, y la dirección de su casa, sus números de teléfono, los datos precisos de sus hijos, fueron publicados.

Desde ese día, toda su familia vive bajo protección policial, y ha tenido que abandonar su trabajo, su domicilio y cambiar de vida. Su crimen, haber escrito un artículo en el diario francés Le Figaro titulado: ``¿What should the free world do while facing Islamist intimidation?'' En ese artículo, Redeker defendía la libertad de las democracias y alertaba del peligro del Islam radical. Y por defender la libertad de nuestra sociedad, ha perdido su propia libertad. En su reciente libro ``Atrévete a vivir'', explica su vida en la clandestinidad. Una vida condenada al exilio interior, en su propio país. Por ejemplo, no ha podido anunciar la muerte súbita de su padre, por miedo a ser descubierto. Miembro de la revista de la elite de izquierdas ``Le Temps Modernes'', fundada por Jean Paul Sastre, se ha visto abandonado por los líderes de izquierda franceses, que han atacado su crítica al Islam.

Y así, como Salman Rushdie, como Talisma Nasreem, como Ayan Hirsi Ali, también Redeker ha descubierto que una parte de la izquierda europea está traicionando a la libertad. Él habla de los peligros del fascismo islámico que amenaza, aterroriza, esclaviza y mata. Y sus compañeros de la izquierda, lo acusan de islamofobo y racista. Él denuncia la pasividad del mundo ante la esclavitud de la mujer, la ablación del clítoris, el uso de niños bombas, el fanatismo terrorista. Y sus compañeros de la izquierda le acusan de no ser respetuoso con otras culturas. Él, como yo, como muchos, defiende un Islam libre de fanáticos, dictadores y terroristas. Y nuestros compañeros de la izquierda nos dejan solos ante esa defensa.

Él asume, pues, la responsabilidad moral de defender la carta de derechos humanos ante el acoso del islamismo radical, que es la nueva ideología totalitaria a la que se enfrenta el mundo. Y los compañeros de la izquierda, traicionan ese mismo compromiso moral. Es decir, estamos en un momento de la historia que exige una defensa firme de la libertad. La izquierda, tendría que liderar esa defensa. Y sin embargo, desgraciadamente, no está a la altura del momento histórico que vive la humanidad. ¿Por qué? ¿Qué patologías profundas alejan a la izquierda europea de su compromiso moral? ¿Por qué no vemos manifestaciones en París, o en Londres, o en Barcelona en contra de las dictaduras islámicas? ¿Por qué no lo hacen contra la dictadura birmana? ¿Por qué no hay manifestaciones en contra de la esclavitud de millones de mujeres, que viven sin ningún amparo legal? ¿Por qué no se manifiestan en contra del uso de niños bombas, en los conflictos donde el Islam está implicado? ¿Por qué no ha liderado nunca la lucha a favor de las víctimas de la terrible dictadura islámica de Sudán? ¿Por qué nunca se ha conmovido por las víctimas de los actos de terrorismo en Israel? ¿Por qué no considera la lucha contra el fanatismo islámico, una de sus causas principales? ¿Por qué no defiende el derecho de Israel a defenderse y a existir? ¿Por qué confunde la defensa de la causa palestina, con la justificación del terrorismo palestino? Y la pregunta del millón: ¿por qué la izquierda europea, y globalmente toda la izquierda, sólo está obsesionada en luchar contra dos de las democracias más sólidas del planeta, Estados Unidos e Israel, y no contra las peores dictaduras? Las dos democracias más sólidas, y las que han sufrido los atentados más sangrantes del terrorismo mundial. Y la izquierda no está preocupada por ello. Desde mi perspectiva de librepensadora, vinculada históricamente al pensamiento de izquierdas racional, me veo obligada a acusar a una parte de la izquierda, la que hace más ruido en periódicos y calles, de ser profundamente reaccionaria, anti moderna y anti occidental. Y, por todo ello, cómplice del avance del totalitarismo en el mundo. Nuevamente, ¿por qué? Estas son las patologías del pensamiento que detecto en los intelectuales y líderes más ruidosos de la izquierda, desde Noam Chomsky hasta José Saramago, desde Michael Moore hasta Hugo Chávez o Evo Morales: no superación de la herencia dogmática estalinista; simplismo anti americano; odio exacerbado a Israel; antisemitismo inconsciente.

Es decir, hoy en los periódicos, en las universidades, en algunas cancillerías y en muchos libros, no tenemos líderes de izquierdas comprometidos con la libertad. Tenemos líderes de una izquierda lunática capaz de minimizar al terrorismo, banalizar a la Shoá, ignorar el sufrimiento de la mujer y justificar dictaduras terribles. Esos líderes, y esa corriente de opinión, explican el odio que hoy sufre Israel en el mundo, y especialmente en Europa. Un odio que va de la mano del odio que sufre, a su vez, Estados Unidos.

1.- Permítanme analizar la primera patología, la herencia dogmática estalinista y el anti americanismo. Aunque el muro de Berlín ha caído, y con él la mayoría de las dictaduras comunistas, aún no ha caído el muro que muchos militantes de izquierdas mantienen en su propio cerebro. Así, algunos grandes dogmas estalinistas están intactos y condicionan los análisis de sus herederos. No es una casualidad que, durante décadas, el estalinismo criminalizara a Israel, y la izquierda actual lo continúe haciendo. No es una casualidad que, durante décadas, se considerara a las organizaciones palestinas terroristas como fuerzas de liberación, y la izquierda actual continúa minimizando el terrorismo palestino y despreciando a las víctimas judías. No es una casualidad que, durante décadas, considerara a Estados Unidos como el paradigma de la maldad política, y la izquierda continúe obsesionada con Estados Unidos. De hecho, la mayoría de actitudes anti americanas se deben a los anteojos con que la izquierda lunática mira al mundo. Son anteojos furibundamente anti americanos.

De manera que, si alguien es amigo de USA, es mi enemigo, y si alguien es enemigo de USA, es mi amigo. Y así, tipos de extrema izquierda acaban siendo amigos de Irán. Les une el odio a Estados Unidos y a Israel y el desprecio genético hacia los valores occidentales. Es decir, les une el desprecio profundo a la libertad. Sin duda, el paradigma de la imbecilidad de esta izquierda dogmática se llama Hugo Chávez. Pero en Europa muchos profesores universitarios, escritores con prestigio y grandes intelectuales, piensan igual que Chávez. Sólo se distinguen por ser más sutiles en la expresión de sus prejuicios. Por supuesto, la crítica a las políticas de Estados Unidos o Israel son legítimas y algunas, muy necesarias. Pero el fenómeno actual va mucho más allá de las críticas razonables. Se trata de una brutal criminalización del derecho de Israel a su existencia y a su defensa, acompañada de una mirada tierna sobre el terrorismo palestino. Y en el caso de Estados Unidos, tampoco abunda la crítica razonable. Abunda el prejuicio, el maniqueísmo y la obsesión. En Europa y América Latina, este fenómeno es especialmente virulento.

2.- La segunda patología, el anti israelismo sin complejos, y el antisemitismo inconsciente. Sin duda, el odio exacerbado a Israel marca las pautas de los periódicos del mundo. Ningún otro conflicto sufre una distorsión informativa como éste; Israel es el único país del mundo que tiene que pedir perdón por existir, por defenderse y por no desaparecer. Sus acciones militares son elevadas a la categoría del horror.

Sus víctimas son despreciadas y sus enemigos son considerados héroes. La clave está en la frase que dijo el Premio Nóbel Imre Kertesz, judío húngaro que sufrió el Holocausto: ``Cuando veo en la televisión los tanques israelíes, una idea me atraviesa el alma: Dios mío, que bien que pueda ver la estrella judía sobre los tanques israelíes y no cosida sobre mi ropa como en 1944. No soy imparcial ni puedo serlo: dejo la imparcialidad a los intelectuales europeos que juegan a ese juego de forma tan malvada...'' Así es. Lejos de ser la histórica víctima judía que se arrastraba por los ghettos, era perseguida como una rata y era asesinada, hoy el judío eleva un país de la nada, investiga, inventa, gana premios internacionales y vence en todas las guerras que le plantean.

Y esa imagen del judío victorioso, a pesar de siglos de persecución y exterminio, es insoportable para muchos. El primer pecado de Israel, es no sucumbir. Esa fuerza que le ha permitido sobrevivir a guerras letales y a millones de enemigos, es lo que más indigna a la izquierda lunática. ¿Por qué? Porque es genéticamente antisemita. Por supuesto, nadie de esa izquierda reconoce que es antisemita. Hablan de solidaridad con el pueblo palestino, de crítica racional a Israel, de compromiso con la libertad.

Veamos los conceptos. Primer concepto: solidaridad, palabra tótem de la izquierda europea e internacional. Sin embargo, es una solidaridad tuerta, que llora con un único ojo, solamente por las víctimas palestinas, pero que aplaude la masacre en una escuela judía, o en un autobús, o en la Universidad del Monte Scopus. Y si se solidariza con la causa palestina, nunca lo ha hecho con la judía. Esa izquierda aplaudiría la desaparición de Israel, y nunca se ha sentido cómoda con su existencia. Por tanto, no es solidaridad con las víctimas. Es odio hacia Israel.

Otro concepto: crítica racional. No existe en la práctica totalidad de los análisis. Lejos de encontrar reflexiones equilibradas, sólo encontramos una reducción extrema y maníquea del conflicto, que convierte a Israel en un ente malvado, y a los palestinos, en víctimas puras. Así, durante años la mayoría de los analistas convirtieron a Arafat en una especie de Che Guevara árabe, héroe de la lucha de los pueblos. Su corrupción, su autoritarismo, su violencia nunca fueron objeto de crítica, y a nadie le interesó saber qué hacían los palestinos con los miles de millones de dólares que llegan a la autoridad palestina, desde todos los lugares del mundo. Cada palestino ha recibido, per cápita, el doble que los europeos por el Plan Marshall. ¡Y hay pobreza! ¿Por qué? A nadie le ha interesado formular esta pregunta, porque es más fácil culpar a Israel de los males palestinos, que intentar saber qué responsabilidad tienen los palestinos, en su propia miseria. Y finalmente, el concepto de compromiso con la libertad. Oigo esa expresión en todos los foros pro palestinos europeos. ``¡Estamos a favor de la libertad de los pueblos!'', dicen con ardor. No es cierto. Nunca les ha preocupado la libertad de los ciudadanos de Siria, de Irán, del Yemen, de Sudán, etc

Y nunca les ha preocupado la libertad destruida de los palestinos que viven bajo el extremismo islámico de Hamás. Solo les preocupa usar el concepto de libertad palestina, como misil contra la libertad israelí. Una terrible consecuencia se deriva de estas dos patologías ideológicas: la manipulación periodística. Finalmente, no es menor el daño que hace la mayoría de la prensa internacional.

Sobre el conflicto árabe-isaelí no se informa, se hace propaganda. La mayoría de la prensa, cuando informa sobre Israel, vulnera todos los principios del código deontológico del periodismo. Y así, cualquier acto de defensa de Israel se convierte en una masacre y cualquier enfrentamiento, en un genocidio. Se han dicho tantas barbaridades, que a Israel ya no se la puede acusar de nada peor.

En paralelo, esa misma prensa nunca habla de la injerencia de Irán o Siria a favor de la violencia contra Israel; de la inculcación del fanatismo en los niños; de la corrupción generalizada en Palestina. Y cuando habla de víctimas, eleva a la categoría de tragedia a cualquier víctima palestina, y camufla, esconde o desprecia a las víctimas judías.

Acabo con un apunte sobre la izquierda española. Muchos son los ejemplos que ilustran el anti israelismo y el anti americanismo que definen el ADN de la izquierda global española. Por ejemplo, un partido de izquierdas acaba de expulsar a un militante, porque ha creado una web de defensa de Israel. Cito frases de la expulsión: ``Nuestros amigos son los pueblos de Irán, Libia y Venezuela, oprimidos por el imperialismo. Y no un Estado nazi como el de Israel''. Otro ejemplo, la alcaldesa socialista de Ciempozuelos cambió el día de la Shoá por el día de la Nakba palestina, despreciando, así, a más de seis millones de judíos europeos asesinados. O en mi ciudad, Barcelona, el Ayuntamiento socialista ha decidido celebrar, durante el 60 aniversario del Estado de Israel, una semana de ``Solidaridad con el pueblo palestino''.

Para ilustrarlo, invitó a Leila Khaled, famosa terrorista de los años '70, actual líder del Frente de Liberación de Palestina, que es una organización considerada terrorista por la Unión Europea, y que defiende el uso de las bombas contra Israel. Y etcétera. Este pensamiento global, que forma parte de lo políticamente correcto, impregna también el discurso del presidente Zapatero.

Su política exterior cae en todos los tópicos de la izquierda lunática y, respecto a Oriente Medio, su actitud es inequívocamente pro árabe. Estoy en condiciones de asegurar que, en privado, Zapatero considera a Israel culpable del conflicto, y la política del ministro Moratinos va en esa dirección.

El hecho de que el presidente se pusiera una kefiá palestina en plena Guerra del Líbano, no es una casualidad. Es un símbolo. España ha sufrido el atentado islamista más grave de Europa, y ``Al Andalús'' está en el punto de mira de todo el terrorismo islámico. Como escribí hace tiempo, ``Nos mataron con celulares vía satélite, conectados con la Edad Media''. Y, sin embargo, la izquierda española está entre las más anti israelíes del planeta. ¡Y dice ser anti israelí por solidaridad! Esta es la locura que quiero denunciar con esta conferencia.

Conclusión: no soy judía, estoy vinculada ideológicamente a la izquierda y soy periodista. ¿Por qué no soy anti israelí, como la mayoría de mis colegas? Porque como no judía, tengo la responsabilidad histórica de luchar contra el odio a los judíos y, en la actualidad, contra el odio a su patria, Israel. La lucha contra el antisemitismo no es cosa de judíos, es obligación de los no judíos. Como periodista, estoy obligada a buscar la verdad, más allá de los prejuicios, las mentiras y las manipulaciones. Y sobre Israel no se dice la verdad.

Y como persona de izquierdas, que ama el progreso, estoy obligada a defender la libertad, la cultura, la convivencia, la educación cívica de los niños, todos los principios que las Tablas de la Ley convirtieron en principios universales. Principios que el islamismo fundamentalista destruye sistemáticamente. Es decir, como no judía, periodista y de izquierdas tengo un triple compromiso moral con Israel. Porque si Israel fuera derrotado serían derrotadas la cultura y la libertad. La lucha de Israel, aunque el mundo no quiera saberlo, es la lucha del mundo. ``Am Israel jai''. Amén."



lunes, 15 de noviembre de 2010

LA JUSTICIA CIEGA

A alguno de esos inefables personajes de estos tiempos quienes suelen andar por el mundo autoproclamándose los nuevos Mesías; no recordamos bien en qué parte del mundo –esperamos que no haya sido en España, aunque nos tememos que sí-, se le ocurrió la disparatada idea de que “este es el tiempo del gobierno de los jueces”. Esto significaría que los jueces, no sólo deberían hacer cumplir las leyes sino que también podrían interpretarlas y reglamentarlas. De ahí a que pretendan también redactarlas no hay sino un paso. Es decir, según esta “doctrina”, ya no se hablaría del “gobierno de los jueces” sino de la “dictadura de los jueces”.

Según la doctrina de la separación de poderes, redactar las leyes es tarea del Poder Legislativo, interpretarlas y reglamentarlas es tarea del Poder Ejecutivo, y hacerlas cumplir es tarea del Poder Judicial. En la práctica, sin embargo, esta separación no suele ser absoluta. El Jefe de Gobierno en casi todos los países occidentales es la figura visible y de mayor importancia del Poder Ejecutivo y por tanto, quien gobierna.
En un sistema presidencial, el Jefe de Gobierno (o Presidente) es también el Jefe de Estado y por tanto, quien gobierna un país, respetando desde luego la separación de poderes, respeto que debe ser acatado por los tres poderes como corresponde a una democracia en regla.
El juez no es más que, como lo afirmaba Montesquiu, “Boca de la Ley”. Pero ahora, ateniéndose a estos “nuevos aires”, no faltan los jueces que no sólo se creen boca, sino también cerebro y brazo. Y claro, con el poder que tienen desde sus estrados judiciales, intimidan a quien se oponga.

No es que en el mundo se esté dando una debacle por esta moda peregrina, pero, en algunos países, entre ellos la sufrida, martirizada, paciente y siempre querida Colombia, un grupo de magistrados de la Corte Suprema de Justicia de ese país se la han tomado muy en serio dándole, por supuesto, una muy particular y tropical interpretación que favorece sus egoístas, mezquinas y a veces aviesas intenciones.

Se trata de un grupo de jueces que, no se sabe si lo hacen para favorecer sus futuros proyectos políticos, porque no han logrado superar sus lejanos y juveniles resentimientos de clase o, lo que sería doloroso y escandaloso, para cumplir encomiendas remuneradas de quien sabe qué intereses que en todo caso no son los del pueblo colombiano.

El caso es que al Presidente Álvaro Uribe, Presidente quien logró sacar a Colombia desde su proverbial estado crítico casi bicentenario a un sendero de franco progreso con un gobierno eficaz, valeroso y práctico, se le opuso con todos los recursos que le fue posible este grupo de magistrados quienes nunca han dado muestras justamente de ser ni eficaces ni excesivamente éticos en sus actuaciones. No es más que ver que no han sido capaces de elegir en más de dos años a los miembros faltantes de su propia Corte mientras permanecen constantemente en viajes de “observación de la Justicia”, por ejemplo en países tan lejanos geográfica e ideológicamente de Colombia como China, desde luego con unos elevadísimos gastos a costa del erario público mientras sus funciones urgentes están dramáticamente atrasadas.

En julio del año 2009, es decir hace más de un año, el Presidente Uribe, en cumplimiento de la Constitución y apegado a todas las leyes existentes envió a la Corte Suprema de Justicia el nombre de tres candidatos para que entre ellos, la Corte escoja a quien debía ser desde esa fecha el nuevo Fiscal General de la Nación. De manera insólita, por primera vez en la historia, los magistrados contestaron con la sorprendente noticia de que ellos no consideraban “viable” el grupo de candidatos y que por tanto, el gobierno debía cambiarlo según sus exigencias.
Esta fue claramente una actitud extraña porque, todos los juristas colombianos casi sin excepción, conceptuaron que los candidatos cumplían todos los requisitos para serlo y que la Corte estaba en la obligación Constitucional de nombrar Fiscal. Sin embargo, estos señores continuaron en sus trece y se dedicaron a hacer la pantomima de unas deliberaciones que, obviamente, nunca conducían a nada. Lograron ganarse una baza cuando algunos de los candidatos, para ayudar al Gobierno a desempantanar la situación, presentaron renuncia a su candidatura. El Presidente, con la prudencia necesaria, nombró a otros tres candidatos.

Cualquiera creería que ahora sí, esa Corte, después de haberle “demostrado” a los colombianos quien manda en realidad, escogería al nuevo Fiscal. Pues no. Continuaron con su sainete de supuestas deliberaciones que nunca condujeron a nada.

Finalizó el gobierno del Presidente Uribe, empezó el nuevo gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y los colombianos esperaron que ahora sí, ido Uribe a quien evidentemente querían perjudicar los Magistrados, éstos elegirían Fiscal.

Para sorpresa y disgusto de quienes tienen un verdadero interés por la buena marcha del país, los señores magistrados siguieron en lo mismo sin dar una explicación plausible y mostrándose en los medios con un discurso que de repetido y vacuo ya resulta ridículo. El Presidente Santos optó por cambiar –otra vez- los candidatos a Fiscal pero, los increíbles magistrados continúan en algo que, si no lo es, es por lo menos idéntica a una farsa, posfechando y retrasando hasta lo absurdo su obligación de cumplir con la Constitución y nombrar el Fiscal General de la Nación.

Cualquiera, y más si es un Juez, se preguntaría: ¿A quién favorece esta situación?

¿Al pueblo colombiano? Evidentemente no, pues en realidad lo perjudica esta interinidad en su máximo organismo de investigación.

¿A la Fiscalía? No, desde luego puesto que, al estar en franca provisionalidad, pierde eficacia.

¿Al narcotráfico? Es probable porque, la eficacia disminuida de la Fiscalía les da tiempo para adelantar sus trapicheos para lograr con sus bufetes de abogados mover sus multimillonarias fichas y lograr beneficiarse.

¿A las FARC? Sin duda son quienes más se benefician de este absurdo estado de cosas porque, en tanto que son el mayor cártel de la droga, obtienen los mismos beneficios de sus colegas los narcotraficantes a secas, pero, además, logran el beneficio de desprestigiar al Estado y a sus instituciones para seguir con su discurso falaz de ser los “redentores” que Colombia necesita.

Basados en lo anterior, resulta razonable creer posible que haya personas que
, por razones extraviadas se hayan corrompido hasta un punto rayano en lo absurdo. Y si es así, si hay jueces que sirven a la injusticia, conviene recordar la frase del predicador de los primeros años de nuestra Era Común quien dijo:

“Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué será sazonada? No es buena ni para la tierra ni para abono; por eso la arrojan fuera.”

sábado, 30 de octubre de 2010

LAS LLUVIAS DE OCTUBRE


La Partida

“España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar”.
Ana Belén


Aunque aun se percibía en el ambiente el olor de la vendimia y la brisa conservaba una lejana tibieza del verano reciente, ya empezaban a verse los picos de las montañas del otro lado del valle plateados por las nieves que comenzaban a formarse. Aurelio no tuvo nunca la certeza de que este recuerdo correspondiese a una vivencia suya de los inicios de los años cincuenta o solo era una de esas imágenes que nos formamos algún día de nuestra infancia y que, a fuerza de rememorarla acabamos por creerla real. De lo que sí está por completo seguro es de que, con la llegada de octubre, comenzaron a acortarse los días y a llenarse el cielo de esas nubes plomizas y cargadas que parecían estar a un par de palmos de las torres de la iglesia. Las lluvias nunca fueron escasas por esas montañas en ninguna época del año, pero por octubre solía llover tan seguido y tan copiosamente que, a pesar de la considerable distancia entre el pueblo y el rio, en el silencio de la noche podía oírse la fuerza de su crecida.

Abraham Lojem, padre de Aurelio y de sus siete hermanos, para matar la casi total inactividad en la que vive en este pueblo desde cuando tuvo que dejar su cátedra en Salamanca hace ya cinco años, juega al mus con Don Valeriano Arellano, también emigrado y también como él, después de tener que dejar su cátedra en su querida Navarra. Entre partida y partida, hablan largamente y sotto voce de los días que han de llegar y de cómo retomarán sus vidas docentes cuando estos tiempos que ellos consideran oscuros, pasen. Hoy, como casi nunca, han visto pasar varias veces por el bar al mulato Federico, sargento de la Guardia Civil a quien los lugareños apodan así, no por serlo sino por su piel agitanada, extraña entre las gentes de la región. Federico ha saludado, más dirigiéndose a Abraham que a Valeriano a quien no parece tenerle gran simpatía por sus, a veces, imprudentes y altisonantes diatribas contra el Régimen.

Aunque Abraham tiene más razones y mejores argumentos para no querer bien al gobierno, ha optado por la prudencia porque sabe que, si dijera lo que piensa, además de las ya muy dolorosas experiencias por las que pasó él con su familia cuando tuvo que salir de Castilla, tendría con seguridad otras aun peores ahora que al supuesto pasado “anarquista” que le endilgan, le han sumado el “delito” de ser sefardí. Recuerda que en esos días aciagos de su partida de Salamanca, no valió su brillante trayectoria como profesor ni que su padre y su abuelo lo hubiesen sido en el mismo claustro. De nada sirvieron sus amigos con tan buenas amistades entre los del gobierno. Todo cuanto se intentó, dio contra frías respuestas de los funcionarios y de evasivas de quienes podían ayudar. Nada pudo hacerse salvo asumir que después de tantos años de estudio y trabajo, debía afrontar un futuro incierto, sin trabajo en lo que sabía y le gustaba hacer y con su numerosa y querida familia a la que debía educar administrando con habilidad nunca aprendida los magros recursos que pudo rescatar de la insidiosa burocracia enemiga. Nunca comprendió la razón de esa sañuda persecución. A pesar de ser él un hombre que defendía con ahínco sus ideas liberales, nunca promovió ni aceptó los actos de violencia como expresiones políticas ni permitió que en su presencia se hablase de ellos. Fue por eso para él una sorpresa enorme cuando en la Universidad le comunicaron casi escuetamente que había sido reemplazado en su cátedra y que, desde ese día, no era bienvenido.

Malvendió lo que pudo de sus bienes y se resignó a aceptar que otras de sus pertenencias, según los funcionarios, no le pertenecían. Con el dinero que pudo juntar, tomó su familia y partió para Asturias, la tierra de su mujer.
Hace tres años había llegado al pueblo casi por idénticas razones Valeriano Arellano y eso había alegrado en la medida de lo posible la vida casi bucólica que llevaba Abraham hasta entonces. Tanto por afinidad profesional y cultural como de destino, casi de inmediato hicieron migas y empezaron a compartir las tardes en el bar de Martin donde, tomando café y algún que otro coñac cuando la ocasión lo ameritaba, pasaban largas horas jugando la partida y hablando. Eran tantas las coincidencias de sus vidas que muy pronto llegaron a sentir un cariño entrañable el uno por el otro y, aunque en la alta madurez difícilmente se llega a hacer amistades profundas, estos dos hombres habían construido una de esas relaciones que parecían de toda la vida. Los dos amaban a sus esposas e hijos por encima de cualquiera otro afecto pero, según llegaron a confesárselo, se tenían tan grande mutuo cariño que muchas tardes, a pesar del deseo de ver cada uno a los suyos, les costaba separarse y prolongaban sus conversaciones, a veces, rizando el rizo.

Esta fue una de esas tardes en las que, a pesar de que la noche se venía encima y el aguacero empezaba a arreciar, Valeriano permaneció remolonamente en el bar sin decidirse a subir a su coche, uno de los poquísimos del pueblo, para irse a su casa a un par de kilómetros de las últimas casas. Antes de decidirse por salir del bar, preguntó a Abraham si había visto a dos hombres jóvenes, desconocidos en el pueblo, que hace unos días se les veía por ahí. Agregó saber que uno de ellos era del pueblo guipuzcoano de Rentería a quien había conocido por haber pasado él una temporada allí hace unos años, aunque el chaval parecía no recordarlo en lo absoluto. Respondió Abraham haberlos visto hace un par de semanas en Mieres, donde fue a visitar a un viejo conocido, y que, al verlos en el pueblo, pensó que eran maestros nuevos recién llegados que trabajarían en la escuela. No lo eran según Valeriano porque en la escuela no habían abierto nuevas plazas. Dejaron el tema y salió cada uno para su casa; Valeriano en su coche tomó dirección hacia la carretera comarcal y Abraham a pie, cruzó la plaza, dobló la primera esquina y entró en su casa sita enfrente del cuartelillo de la Guardia Civil.

Al entrar en su casa, su sorpresa fue grande de encontrar en ella al cura del pueblo, Don Domingo Fernandez, amigo de su mujer Isabel con quien compartían la ilusión de hacer de Aurelio, su pequeño hijo, cura católico. Él, aunque no pertenecía a ninguna iglesia, nunca se opuso a esa idea porque consideraba que, puesto que su mujer, que provenía de una familia que había mantenido su trayectoria racial judía pero eran conversos católicos desde hacía generaciones con convicción y comportamiento ejemplar, era quien podía dar a sus hijos la guía en cuanto a qué fe abrazar. Su familia era por tanto, lo que puede decirse una familia católica en la que, junto a algunas tradiciones judías, - aquellas que no reñían con las del cristianismo-, seguían todos los preceptos de la iglesia católica de bautizo, confirmación, confesión y comunión frecuentes y misa los domingos a la que solo faltaba Abraham padre. Don Domingo e Isabel hablaban a menudo pero, desde que llegaron al pueblo, era la primera vez que el cura visitaba su casa. Saludó Abraham con la amabilidad debida y se sentó en el salón a participar de la conversación. El cura le dijo enseguida que era con él con quien quería hablar y, por su tono, era evidente que se trataba de algo muy serio. Sin mayores rodeos, fiel a su comportamiento directo, abordó el tema de forma franca. Le pidió no insistir en querer saber de qué fuente había obtenido la información pues le era imposible revelarlo. “Debo advertirlo, le dijo, que hay gente que, si permanece usted en el pueblo, va a matarlo”. Abraham, con algo de incredulidad argumentó que habían pasado ya doce años desde el fin de la guerra y que esas eran cosas del pasado; que aunque aun perseguían a los republicanos verdaderos o presuntos, ya había pasado el tiempo en que se mataba a la gente por esa razón y que, todo el mundo sabía que él, aunque tantos malquerientes lo señalaban como “rojo”, nunca tuvo nada que ver con republicanos ni con nacionales. Que a pesar de las dolorosas experiencias por las que había pasado, sabía que nadie tenía nada contra él y que en el pueblo, aun los “fachas” más connotados le hablaban con respeto y consideración. La conversación se prolongó y el cura cenó en casa para seguir hablando. Después del coñac con que remataron la velada, Don Domingo perentoriamente sentenció que, puesto que sabía el amor que profesaba a su familia, su deber como padre era el de abandonar la región de manera inmediata para preservar su vida. Sabía muy bien que no era hombre de falsas alarmas y debía tomar en serio sus advertencias, hechas por obligación cristiana y por apreciar sinceramente a esa familia que, “un día no lejano nos dará un nuevo sacerdote para la Iglesia”. Al despedirse, por primera vez el cura abrazó cálidamente a Abraham y le repitió que esperaba ser atendido en sus recomendaciones.

Al quedarse solos, los esposos hablaron con preocupación del tema, intentaron analizarlo pero, puesto que debían madrugar para que los chavales vayan a la escuela, acordaron que lo hablarían y decidirían a la mañana siguiente. Abraham por su parte, pensó en comentarlo con Valeriano para conocer su opinión.

Antes de clarear el día, los niños, Abraham hijo, Luis y Rosendo, salieron para la escuela mientras los pequeños, Aurelio y Edilma aun dormían. Abraham e Isabel retomaron el tema. ¿Debían tomar en serio la advertencia del cura? ¿Era posible que siguiera alguien manteniendo una malquerencia gratuita contra ellos cuando nada habían hecho para merecerla? Según Abraham, no era creíble que el Gobierno ordenara ese tipo de cosas ni que las tolerase. Pero, ¿si no era el gobierno, quién podía ser? Sabían que Don Domingo no hablaba por hablar, que era un hombre al que se le debía creer y que, con seguridad, la advertencia era seria. ¿Qué hacer? ¿Quizá marchar a Zaragoza donde estudiaban en el Instituto las hijas mayores, Blanca, Ilia y Berta bajo la tutela de Isidora, prima de Isabel?

Ya avanzada la mañana, como a las 11, estando los esposos en plena discusión de las posibilidades,sonó la aldaba de la puerta. Salió Abraham a abrir y se encontró con la cara del sargento Federico quien saludó como siempre pero, con cara de circunstancias le dijo que, puesto que había sido el último en hablar el día anterior con Valeriano, debía acudir al cuartelillo a dar una declaración. Asombrado Abraham quiso saber qué le había pasado a Valeriano, pero el sargento se negó a contestar puesto que solo se lo diría formalmente en el cuartelillo en presencia de la autoridad civil.
En el despacho, junto a un escribiente del Ayuntamiento, estaba Don Domingo, el cura. Con un breve saludo, el sargento fue directo al grano. Esta madrugada, dijo, la ronda de la Benemérita ha encontrado a un kilómetro del pueblo por la carretera de la montaña, muy cerca ya de su casa, el coche abandonado de Don Valeriano y a él a pocos pasos con un tiro en la nuca. Abraham vio en su mente la cara rubicunda de Valeriano, oyó su risa estentórea, sintió su fuerte mano apretando la suya en cada saludo y despedida y, por primera vez en su vida, aunque él creía haber experimentado ya todas las emociones, sintió un estremecimiento que lo recorrió de pies a cabeza. Empezó a ver a los presentes a través de una cortina líquida y unos gruesos goterones empezaron a fluir desde sus ojos mientras su garganta se ahogaba con un grito que no llegó a salir. Comprendió que cuando un amigo -en este caso un hermano- muere, se lleva consigo las alegrías que han vivido juntos, las ideas que se han compartido y las ilusiones que se han esbozado llevándose también una parte del color de las cosas y de la luz del día que nunca volverán a ser los mismos. Con un enorme esfuerzo y después de unos segundos que a él le parecieron horas, pudo al fin levantar la cabeza que había inclinado para preguntar qué había pasado. Federico explicó que era todo lo que sabían: el coche abandonado y Don Valeriano asesinado en la cuneta de la carretera, y que por el estado de rigidez del cadáver y la sangre ya coagulada, el crimen debió ocurrir en las primeras horas de la noche anterior. Todos habían visto a Abraham despedirse de Valeriano, a éste tomar su coche y salir hacia la carretera y a Abraham hacia su casa. Él mismo, el sargento, lo había visto llegar a los pocos minutos a su casa y Don Domingo confirmaba haber estado en su casa con él hasta la media noche. Por tanto, esta era solo una citación protocolaria porque no había sobre él ninguna sospecha. Solo se trataba de llenar un trámite. Debía firmar el acta de esta diligencia y agradecían su ayuda.

Salió Abraham con el cura a la calle sin poder articular una palabra. Sólo cuando iban en media plaza, pudo al fin preguntar a Don Domingo si él creía que esto tenía algo que ver con lo que habían hablado la noche anterior. Contestó éste que sin duda y que confirmaba lo ocurrido la absoluta urgencia de que debía marcharse cuanto antes con su familia. Acordaron verse en una hora en su casa para ir con Isabel a casa de Valeriano a acompañar a la familia y a ofrecer ayuda en caso de ser necesaria.

De ahí en adelante, todo ocurrió, según recuerda Aurelio, de manera muy veloz. El entierro de Valeriano, las conversaciones de su padre con el cura y las constantes diligencias en el Ayuntamiento y la notaría del pueblo, el viaje un domingo con sus padres y sus hermanos a Oviedo con muchas maletas, y el mismo día el viaje en tren desde Oviedo a Zaragoza donde se juntaron con sus hermanas mayores. De ahí a Huesca y de Huesca a Jaca. Luego, de Jaca, a pié pasando la montaña helada para llegar a Francia para evitar los puestos fronterizos según le habían recomendado a Abraham algunos amigos en Huesca. Nunca olvidará Aurelio el frio hasta entonces desconocido que sintió en esas doce horas de caminata por las montañas para pasar la frontera. Después, el autocar que los llevó a Pau donde vivía desde antes de la guerra Salomón, hermano de Abraham. Ahí vivieron un año y, aunque de manera aun muy infantil, empezó a pensar en la vida. ¿Por qué tuvieron que dejar su pueblo? ¿Por qué debían vivir en un pueblo desconocido donde la gente hablaba en otro idioma? ¿Por qué mataron al tío Valeriano? Sólo muchos años después llegaría a saberlo cuando ya era un recuerdo lejano aquel pueblo francés donde los Lojem empezaron a ser extranjeros por todo el mundo.

jueves, 30 de septiembre de 2010

TERCERA CARTA PARA EL COMANDANTE CANO




“QUOD ANTEA FUIT IMPETUS NUNC RATIO EST”
“Lo que antes fue impulso, ahora es razón”
Sören KIERKEGAARD



Señor CANO:

Algunos analistas de asuntos colombianos coinciden en afirmar que las FARC le ocasionan a COLOMBIA unos gastos tan inmensos que, de no tener que usarse en esa absurda guerra que Ustedes le han planteado al Estado, y que, si ese dinero pudiese gastarse en Educación y Salubridad, se aceleraría dramáticamente la salida del lamentable subdesarrollo en que vive el país.

No tenemos que decirle a Usted quiénes son los que sufren las consecuencias de ese estado de cosas y quienes necesitan con urgencia de alguien que los reivindique. Eso lo sabe Usted muy bien pues cuando inició su andadura en la guerrilla – aunque hoy esa noble idea haya perdido para Ustedes su vigencia-, su objetivo era rescatar a esas masas irredentas de la miseria a la que las condena el atraso. Recuerde Usted sus arengas a los combatientes invitándolos a “luchar por una justa distribución de las tierras”, a “tomar el poder para el pueblo y gobernar para los trabajadores”, a “lograr que los recursos del Estado se usen en la educación y el bienestar de los campesinos y los obreros”. Hoy, mire lo que ha logrado esa guerrilla con el deterioro de sus ideales y con el cambio de sus objetivos:

• Un país aun más injusto del que era
• Un país que probablemente hubiese invertido más en vías de comunicación para mejorar los accesos de los campesinos a las ciudades, sus mercados naturales, mejorando sus posibilidades de vender sus cosechas y mejorar sus vidas. Eso lo obstruyó la guerrilla porque el dinero debió gastarse en combatirla.
• Un país con vocación agrícola que pudo haber desarrollado una enorme Industria de producción de alimentos con inversión en regadíos, vías y tecnificación, pero que continúa en condición precaria porque el campesino pobre huyó del campo huyendo de la guerra -la guerra que ustedes plantearon- a perder su identidad y hasta su dignidad en las ciudades hostiles y también pobres.
• Un país que quizá pudo mejorar la educación de sus clases más necesitadas con colegios en todos sus ciudades, pueblos y veredas pero que no lo logró porque el gobierno debió atender la prioridad más apremiante de combatir una guerrilla condenada al fracaso desde su inicio y hoy más que nunca pero, con una alucinada capacidad de destrucción y de crear terror con sus resultados lógicos de abandono del campo, pérdida de los medios de producción, huida de los capitales, empobrecimiento y miseria.

Un “regalo” adicional de tamaño monumental le dieron Ustedes a su país: Han servido a la corrupción, mal mucho más dañino que ninguno otro en cualquier Estado porque esquilma generalmente los dineros de la asistencia social, de la educación pública y de las obras públicas. Los corruptos, esos delincuentes de tan alta peligrosidad que cometen sus crímenes desde los despachos oficiales o desde lujosos despachos particulares, aprovechan muy bien que el problema del “orden público”, es un mal que concita la atención de todos mucho más que sus “trapicheos” de vampiros para lograr sisar cifras increíblemente grandes. Ustedes quienes algún día creyeron ser los “redentores del pueblo “, hoy, abandonadas sus viejas banderas en las que dejaron de creer y dedicados como están a engrosar cuentas en dólares en los paraísos fiscales, sin saberlo son también una ayuda para las sanguijuelas que empobrecen más a los pobres que un día, algunos de Ustedes soñaron redimir.

Usted Señor CANO, hoy cuando la madurez y los largos discernimientos han puesto ante sus ojos la verdadera vía para solucionar los problemas de su país, sabe que esa guerra que inició las FARC hace cuarenta y siete años nunca tuvo posibilidades de éxito y que en los tiempos actuales, cuando hasta CASTRO acepta que los proyectos marxistas son un fracaso, es necedad persistir en esa guerra absurda que solo sirve a algunos seres irremediablemente lisiados de la mente que pueden disfrutar de la muerte y del sufrimiento ajeno.

El idealismo juvenil que lo impulsó a Usted a creer que se puede construir con un fusil, es ahora razón que le hace entender que las armas solo pueden ser valor para el cobarde y argumento para el imbécil. Con su idealismo, su valor y su sincero interés por su pueblo, Usted puede ser de gran beneficio para su país si abandona con su gente ese erróneo camino y se reintegra a la sociedad con la voluntad de ayudar a su mejoramiento. Usted tiene ahora muy claro que la guerra es sólo muerte y destrucción y que es el rescoldo de la agresividad animal de los humanos primarios.

Leímos por estos días la siguiente frase:

“Hay que ser muy mezquino para pensar que la muerte de una persona puede ser la solución de nada”
Tomado de Rebelión.org./Adolfo Mena

¿Conoce Usted a Adolfo MENA, verdad? Es uno de los más fervientes apologistas de las FARC. Esta frase la ha escrito en su columna habitual publicada por su órgano de difusión ANNCOL a propósito de que alguien en la prensa de COLOMBIA ha reproducido la euforia que despertó en una mayoría casi absoluta de los colombianos la muerte de MONOJOJOY.

Por primero vez – ojalá de ahora en adelante podamos estarlo siempre – estamos de acuerdo con D. Adolfo MENA. La muerte de ninguna persona es solución de nada. Al contrario, puede ser el origen de otros muchos problemas.

Usted que no parece un ser mezquino tiene en sus manos la decisión de ordenar a los suyos parar esta delirante guerra que, como todas las guerras, sólo ha servido al propósito de matar o lograr que lo maten.

martes, 3 de agosto de 2010

¿QUIÉN GOBIERNA ESTOS PAISES Y AL MUNDO?




Cualquier ciudadano del mundo, sea de donde sea y aunque no tenga una gran conocimiento político ni sea versado en economía comprende con total facilidad que, si un país con 30 millones de habitantes tiene capacidad para exportar tres millones diarios de petróleo, es decir, que a precios de hoy ingresa a sus arcas solo por ese concepto aproximadamente 240 millones de dólares diarios, ese país habrá superado con creces la pobreza de sus pobladores y que, por haberlo hecho, ha logrado un nivel de educación y bienestar con el consecuente resultado lógico de gozar de una sociedad en la que los delitos asociados a la pobreza (atracos callejeros, secuestros, robos con violencia y asesinatos) se encuentran en niveles bajos.

Ese país que describimos hipotéticamente, si bien no en los logros pero si en la producción de petróleo, es VENEZUELA. En ese amable país caribeño, hace unos diez años, aunque debido a la inmensa corrupción e ineptitud de sus gobernantes nunca logró salir del absurdo subdesarrollo a pesar de contar con tanta riqueza, si se vivía al menos una relativa abundancia y un casi pleno empleo por lo que sus habitantes gozaban de un nivel de vida superior al de sus hermanos sudamericanos. En esa situación de bienestar relativo, la cantidad de delitos en VENEZUELA eran alta comparada la de los países desarrollados pero, baja o muy baja comparada con la de los países de su mismo grado de desarrollo. Hoy, VENEZUELA “gobernada” por el inefable Hugo CHAVEZ ha alcanzado niveles de pobreza africana. Mientras la gente de las chabolas que rodean las grandes ciudades se muere literalmente del hambre, el gobierno deja pudrirse decenas de miles de toneladas de alimentos porque no hay funcionarios que se ocupen de su eficiente distribución; mientras el gobierno regala a los gobiernos de CUBA, NICARAGUA y BOLIVIA grandes sumas de dinero y petróleo, los venezolanos carecen de servicios regulares de luz y agua, por falta de mantenimiento en generadoras de electricidad y acueductos; mientras CHAVEZ con el dinero del pueblo venezolano dota de modernos coches patrulla a las policías de sus gobiernos amigos, en las grandes ciudades venezolanas se ha alcanzado un nivel de delincuencia pavoroso que ha situado a Caracas, su capital, como la tercera ciudad del mundo, solo superada por Ciudad Juárez de MÉXICO y por San Salvador en el SALVADOR en número de asesinatos diarios.
Estos son los resultados de la “Revolución del Socialismo del Siglo XXI” en VENEZUELA, un país sin presente y sin futuro, en el que la proverbial festiva actitud de los venezolanos se ha convertido en una agresividad antes desconocida; un país en el que los miembros más prominentes del gobierno hacen gala de su grosera ignorancia y de su enfermizo afán de imitar a su “líder”, reviviendo el triste espectáculo que daban los áulicos del dictador TRUJILLO en la República DOMINCANA del pasado luctuoso.

Mientras esto ocurre en la petrolera VENEZUELA, COLOMBIA, en ocho años de gobierno de Álvaro URIBE ha logrado transformarse - de “país inviable” como lo calificaron los expertos hace solo nueve años - hoy en parte de un pequeño grupo de países señalados como “nuevo eje de negocios” por expertos (“Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica son los países integrantes de un nuevo clan económico: los CIVETS. El término fue acuñado por el presidente del Grupo HSBC, Michael Geoghegan, durante un discurso en el que destacaba que la economía global está entrando en otra fase y por ello el nuevo eje de los negocios está en el sur, es decir, en los países emergentes. Aparte del BRIC, calificó de atractivos a los CIVETS, al considerar que tienen economías dinámicas, relativa estabilidad política y una población amplia, joven y en crecimiento.”)
COLOMBIA, con la dirección de su Presidente, ha ido logrando superar uno de sus más graves problemas: la violencia generada por la obsoleta guerrilla (antes marxista, hoy convertida en un cártel de tráfico de drogas) y del hijo natural de esta, los paramilitares. Esa casi extinguida guerrilla de las FARC ya no existiría de no ser por el refugio que les da CHAVEZ en su territorio como lo demostró COLOMBIA sin atenuantes en su denuncia ante la OEA.

BOLIVIA es otro país sudamericano que sufre como VENEZUELA uno de esos tóxicos gobiernos llamados "socialistas" a cargo de uno de los monaguillos de CHAVEZ, el caricaturesco presidente Evo MORALES quien logra una precaria estabilidad de su presidencia gracias a la ayuda económica de VENEZUELA a costa de las penurias de los pobres del país benefactor. MORALES, aparte de desbarrar de manera cómica y de disfrazarse de forma absurda para sus presentaciones públicas, no hace ninguna obra que beneficie a sus “gobernados”.

ORTEGA, el presidente de NICARAGUA, cuenta sólo como su único logro la singular hazaña de haber conseguido que su país, que ya a su llegada por segunda vez al poder se encontraba entre los más pobres del mundo, retroceda aun más mientras él exhibe sin pudor sus borracheras y consigue absoluciones judiciales para los delitos que ha cometido y que le han probado testigos y denunciantes, incluyendo a su hijastra.

En CUBA, los CASTRO, esos carcamales quienes después de cincuenta años siguen conculcando y humillando al inteligente y creativo pueblo cubano sumido en una pobreza lastimosa, se dan el lujo de interactuar con gobiernos democráticos, de opinar sobre política mundial y posar de estadistas gracias al bobalicón romanticismo de algunos que aun creen, como en el romanticismo decimonónico, que la tuberculosis es romántica.

Como estos gobernantes de ópera bufa, se pueden mencionar muchos otros quienes en muchos países del mundo ejercen sus funciones no para mejorar las vidas de sus gobernados sino, aunque parezca increíble, para desfavorecerlos, hacerlos víctimas de manejos económicos oscuros a favor de quien sabe qué fines desconocidos, y hasta para perseguirlos sañudamente.

Cuando se observa esto, las preguntas obvias son: ¿Por qué la Comunidad Internacional permite y cohonesta estas situaciones? ¿El poderoso Estados Unidos y la civilizada Europa entrarán en quiebra si le paran los pies al sátrapa venezolano y dan su apoyo claro a COLOMBIA para que este esforzado país pueda consolidar su tan luchada paz? ¿Ningún país civilizado comprende las penurias que tienen que soportar los cubanos, nicaragüenses o bolivianos mientras nadie hace nada significativo para que esos pueblos puedan optar por gobiernos democráticos y capaces? ¿Nos van a contar la historia de que “hay que respetar la determinación de los pueblos”? ¿No saben ya de sobra que esos pueblos no quieren sino que aborrecen a sus gobernantes actuales y desearían el genuino apoyo de los países poderosos para cambiarlos?

Como no se encuentra una respuesta lógica para estos interrogantes, lo único que parece creíble es pensar que quizá sea cierto lo que plantea Daniel ESTULIN, investigador lituano quien en su libro LOS SECRETOS DEL CLUB BILDERBERG (Editorial Planeta) afirma que hay un gobierno supranacional que gobierna el mundo por encima de los gobiernos nacionales, los cuales no son más que títeres manejados según las conveniencias de ese todopoderoso grupo. Sus fines y propósitos, si ese grupo existe, son desconocidos por los gobernantes nacionales porque en realidad, estos, los gobernantes de los países, son solo instrumentos dóciles de quienes en realidad los elige. Eso, aunque no lo entendamos nosotros, simples monosabios, explicaría por qué existen esos extravagantes y nefastos presidentes que vemos en algunos países. Aunque nunca lleguemos a saber para qué han puesto los BILDERBERG en sus puestos a esos desquiciados mentales, al menos nos quedaría el consuelo de saber que a alguien le sirven para algo. ¡Que no es a sus pueblos ni a sus vecinos a quienes les duelen como una llaga!

sábado, 17 de julio de 2010

2ª CARTA ABIERTA AL COMANDANTE DE LAS FARC










Señor Cano: En nuestra primera carta abierta que no sabemos si leyó, le decíamos entre otras cosas:

“Hoy, con seguridad Usted es ya otro rehén de su pasado, de su discurso del que ya no sabe como desdecirse, del gusto por el poder que es como una droga y de otras mil cosas que por no saber no sabemos pero, de las que algunas veces Usted piensa en deshacerse para vivir una vida más coherente y más ajustada a su verdadera creencia y a su forma más clara de ver hoy la vida.”

Hoy, aunque seguimos pensando lo mismo, creemos que Usted, además de ser rehén de su pasado, es un rehén de sus subalternos, algunos de los cuales no se asumen como tales sino, muy al contrario, se creen o se saben sus jefes o sus dueños. ¿De qué otra forma puede explicarse que, mientras Jorge Suarez Briceño o Monojojoy como gusta de hacerse llamar, se mueve con libertad de un lugar a otro, tiene atención de médicos para su deteriorada salud y dispone de casi todas las comodidades y hasta de viajes frecuentes a Venezuela, Usted tiene que huir del feroz acoso del Ejército Colombiano en el Cañón de las Hermosas y pasa grandes apuros sin que sus “subalternos” hagan gran cosa para ayudarlo? ¿Recuerda Usted Señor Cano la actitud desafiante y hasta insultante del Monojojoy cuando se reunía con Usted en presencia de su comandante Marulanda Velez y las muchas veces que lo descalificó a Usted por ser un “intelectualoide revisionista”? ¿Cómo se explica, Señor Cano, que mientras Timoleon Jiménez Timochenko, Iván Márquez y Rodrigo Granda viven en casas o haciendas de lujo en Venezuela con la protección del régimen, Usted deba llevar todo el peso de la guerra?
Las respuestas a estos interrogantes son, a nuestro juicio, que ellos, como Usted lo sabe desde hace mucho tiempo, han dejado de ser o nunca han sido unos soñadores revolucionarios como Usted. Ellos, y esto Usted siempre lo supo, son un hatajo de bandidos que encontraron en las FARC una banda de maleantes con fachada de buenas intenciones que les permitió y les sigue permitiendo robar, asesinar, traficar armas y drogas, violar mujeres, enriquecerse hasta la nausea, servirse de periodistas imbéciles o comprados para mostrarse como falsos héroes y medrar bajo el amparo de algún sátrapa desquiciado mientras algún “idiota útil” quema su imagen y le pone el pecho a las balas.
Ellos saben que todos los de esa pandilla carecen de prestigio y que ante los ojos del mundo son lo que son, es decir, unos delincuentes que han optado por el terrorismo político para ocultar su verdadera condición de narcotraficantes. Saben que el único de las FARC con imagen de intelectual y con posibilidades de hacerse un poco creíble para las izquierdas aleladas del mundo que aun creen en la sinceridad de la guerrilla es Usted. Esa fue la razón por la que esos bandidos que siempre se mostraron poco simpatizantes de Usted lo aceptaron como su “jefe”.

Como lo han comentado ellos ante propios y extraños, cuando el Ejército Colombiano ha ido eliminando o apresando uno por uno a los grandes jefes (Raúl Reyes, Negro Acacio, Iván Ríos, Karina, Simón Trinidad, Martín Sombra, Martín Caballero etc., etc.), no es un buen tiempo para permanecer en Colombia y conviene un “jefe desechable” que mantenga la vigencia de su parapeto (las FARC) mientras ellos esperan a que amaine la tormenta para regresar a seguir su pantomima de “revolución” que les sirve para su verdadero fin, el tráfico de drogas y el enriquecimiento criminal.

Usted Señor Cano, sabe bien ya hace mucho tiempo, desde que la madurez se instaló en su juicio y dejó fuera los sueños adolescentes que suelen durar más de lo conveniente, a veces hasta cuando ya lo han hecho a uno rehén de sus consecuencias, sabe decimos, que:

1. Los cambios en las sociedades no se logran por medio de las armas como decían algunos “ideólogos” resentidos o penosamente confundidos en los años 60. Esa es una mentira difundida por alucinados y creída por masas sin mucho seso. Las armas sólo siembran destrucción y odio, enemigos naturales de cualquier cambio benéfico.

2. Las FARC de hoy son una banda de malhechores que ha perdido su ideología política y sólo sobrevive porque sus verdaderos jefes - grupo en el que no está Usted – la usan como su mampara para sembrar, procesar y traficar cocaína por las rutas que el vecino esquizoide les facilita mientras los protege.

Sabe Usted esto como también sabe que, a pesar de que para esos bandidos Usted no es en realidad el que manda, ante el mundo, Usted es el Jefe del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC y que lo que Usted diga, mal que les pese a sus “subalternos”, será tomado como pronunciamiento oficial de las FARC. Sabe también dónde están todas las piezas clave y puede por lo mismo informar con certeza. Si Usted dice que las FARC desisten de su “lucha revolucionaria”, tenga la certeza que la inmensa mayoría de la tropa rasa –gran parte de ellos reclutados contra su voluntad y otros cansados de esa farsa - lo seguirá. Los “jefes”, desde luego van a gritar que Usted los traicionó pero serán gritos sin audiencia porque, a pesar de sus grandes fortunas, sin la careta de la guerrilla, serán unos delincuentes más, perseguidos y seguramente capturados y procesados como lo que son.

Piénselo Señor Cano. Usted puede darle a su país este precioso regalo en su aniversario 200, este sí de verdadera libertad e independencia, liberándolo de ese costoso mal que son las FARC. Piense en cuánto dinero que podría ir a gastos sociales para mejorar las condiciones de vida de muchos colombianos debe gastarse en mantener los Ejércitos de Tierra y Aire para combatirla. Sólo esa ya sería una verdadera ayuda a los necesitados de su país que Usted -no sus “subalternos”- quiere beneficiar.

¡Libérese Señor Cano y libere a los guerrilleros rasos que ansían su libertad; libere al pueblo colombiano de esa pesadilla que es la guerrilla de las FARC y permita que las autoridades pongan la mano encima de esos diabólicos seres que, protegidos y aupados por otros de su misma catadura, parecen haber nacido solo para estercolar la tierra!.

sábado, 12 de junio de 2010

LA GLORIA



La noche anterior Josema no pudo conseguir el sueño reparador que necesitaba a pesar de encontrarse relajado y en buena forma física. Sin embargo, esta mañana al despertar se encontró tan descansado como si hubiese dormido de maravilla. Pensó que todo iría bien y empezó su día con el optimismo que siempre tuvo y que, por demostrarlo a veces a contrapelo de las circunstancias, hacía que algunos conocidos lo tuviesen como un poco despistado.

El caso es que hoy es un día muy especial para él porque está viviendo un sueño. Después de años de buscar jugar en la Selección Nacional, soñarlo y trabajar para ello; ahora mismo, justo veinte minutos antes de finalizar el partido en que España se juega la final del mundial y cuando aún no se ha marcado ningún gol, el Técnico de la Selección lo ha llamado para que salga del banquillo de suplentes y entre a jugar. A Josema se le ha cumplido la ilusión de su vida. Una vez en el campo, mientras juega con más que el corazón, recuerda su infancia en Olmedo cuando jugaba con los chavales de su barrio soñando con llegar a ser fichado por uno de los grandes clubes para mostrarle a todo el mundo su velocidad. Recuerda cuando, al hablar con los adultos de sus ilusiones, algunos sonreían y otros como su padre comentaban que, a pesar de ser un chico bastante listo y sereno, “en la serenidad y en la razón anida la locura con más frecuencia que en el desvarío”, como luego lo diría tan lindamente Juan José Millás.

Conque casi todo el mundo lo consideraba algo pirado pero un buen chaval. De eso ya hacía mucho tiempo como también han pasado los años desde cuando llegó con su familia a Madrid a vivir a la calle de Luis Cabrera siendo él todavía un niño. Y ahora, pensaba Josema, heme aquí, en este inmenso estadio con tantas luces, con cien mil personas presentes pendientes de mis jugadas, con la televisión de todo el mundo dejándole ver a millones cómo juego, cómo le gano en velocidad al más pintado, cómo estoy en la esperanza de todos para que al fin España tenga la Copa Mundial de la FIFA que tanto hemos deseado y que ahora nos merecemos. Siente la camiseta pegada a su cuerpo por el sudor, siente la emoción de cada jugada, siente como si jugara en medio de un sueño. En eso, cuando ya falta solo un minuto para terminar este partido que sigue empatado a cero goles, casi sin haberse percatado del todo, ve que se encuentra solo a seis metros del área de gol y le ha llegado el balón a sus pies. Un defensa contrario corre hacia él para quitárselo pero Josema logra esquivarlo y ya frente a la portería chuta con el alma. Ve el balón volar casi a cámara lenta haciendo un arco increíble, ve al portero lanzarse inútilmente a tratar de atajarlo y finalmente ve al balón golpear la red interna. Escucha un estallido atronador de gritos, ve a sus compañeros correr hacia él para abrazarlo; siente su corazón saliendo de su pecho y piensa que es el mejor momento de su vida.

En segundos termina el partido y después de las celebraciones informales, Josema sube con sus compañeros a la tribuna para la ceremonia formal de la entrega la Copa FIFA que recibirá él de Joseph Blatter. Oye cómo la gente aclama a los campeones; pasea la vista por todo el estadio y con todos los músculos en tensión recibe y levanta la Copa; cierra los ojos y piensa que con seguridad los altavoces pronunciarán su nombre como el jugador que le dio a España el campeonato mundial. Esboza una gran sonrisa y espera con paciencia.

Efectivamente, casi de inmediato se empieza a oír por los altavoces del vagón del Metro en el que viaja, una voz femenina que dice: “Próxima estación: Plaza de Castilla”.

El Metro va disminuyendo velocidad y finalmente detiene la marcha, abre sus puertas y Josema sale empujado por la gente que empieza a caminar de prisa por los pasillos buscando las salidas. Todavía un poco dentro de su ensueño mira a la gente y piensa para sí: “Míralos qué poco saben agradecer. Les he dado la gloria y no me hacen ni puñetero caso ¡Así es la vida!”