La noche anterior Josema no pudo conseguir el sueño reparador que necesitaba a pesar de encontrarse relajado y en buena forma física. Sin embargo, esta mañana al despertar se encontró tan descansado como si hubiese dormido de maravilla. Pensó que todo iría bien y empezó su día con el optimismo que siempre tuvo y que, por demostrarlo a veces a contrapelo de las circunstancias, hacía que algunos conocidos lo tuviesen como un poco despistado.
El caso es que hoy es un día muy especial para él porque está viviendo un sueño. Después de años de buscar jugar en la Selección Nacional, soñarlo y trabajar para ello; ahora mismo, justo veinte minutos antes de finalizar el partido en que España se juega la final del mundial y cuando aún no se ha marcado ningún gol, el Técnico de la Selección lo ha llamado para que salga del banquillo de suplentes y entre a jugar. A Josema se le ha cumplido la ilusión de su vida. Una vez en el campo, mientras juega con más que el corazón, recuerda su infancia en Olmedo cuando jugaba con los chavales de su barrio soñando con llegar a ser fichado por uno de los grandes clubes para mostrarle a todo el mundo su velocidad. Recuerda cuando, al hablar con los adultos de sus ilusiones, algunos sonreían y otros como su padre comentaban que, a pesar de ser un chico bastante listo y sereno, “en la serenidad y en la razón anida la locura con más frecuencia que en el desvarío”, como luego lo diría tan lindamente Juan José Millás.
Conque casi todo el mundo lo consideraba algo pirado pero un buen chaval. De eso ya hacía mucho tiempo como también han pasado los años desde cuando llegó con su familia a Madrid a vivir a la calle de Luis Cabrera siendo él todavía un niño. Y ahora, pensaba Josema, heme aquí, en este inmenso estadio con tantas luces, con cien mil personas presentes pendientes de mis jugadas, con la televisión de todo el mundo dejándole ver a millones cómo juego, cómo le gano en velocidad al más pintado, cómo estoy en la esperanza de todos para que al fin España tenga la Copa Mundial de la FIFA que tanto hemos deseado y que ahora nos merecemos. Siente la camiseta pegada a su cuerpo por el sudor, siente la emoción de cada jugada, siente como si jugara en medio de un sueño. En eso, cuando ya falta solo un minuto para terminar este partido que sigue empatado a cero goles, casi sin haberse percatado del todo, ve que se encuentra solo a seis metros del área de gol y le ha llegado el balón a sus pies. Un defensa contrario corre hacia él para quitárselo pero Josema logra esquivarlo y ya frente a la portería chuta con el alma. Ve el balón volar casi a cámara lenta haciendo un arco increíble, ve al portero lanzarse inútilmente a tratar de atajarlo y finalmente ve al balón golpear la red interna. Escucha un estallido atronador de gritos, ve a sus compañeros correr hacia él para abrazarlo; siente su corazón saliendo de su pecho y piensa que es el mejor momento de su vida.
En segundos termina el partido y después de las celebraciones informales, Josema sube con sus compañeros a la tribuna para la ceremonia formal de la entrega la Copa FIFA que recibirá él de Joseph Blatter. Oye cómo la gente aclama a los campeones; pasea la vista por todo el estadio y con todos los músculos en tensión recibe y levanta la Copa; cierra los ojos y piensa que con seguridad los altavoces pronunciarán su nombre como el jugador que le dio a España el campeonato mundial. Esboza una gran sonrisa y espera con paciencia.
Efectivamente, casi de inmediato se empieza a oír por los altavoces del vagón del Metro en el que viaja, una voz femenina que dice: “Próxima estación: Plaza de Castilla”.
El Metro va disminuyendo velocidad y finalmente detiene la marcha, abre sus puertas y Josema sale empujado por la gente que empieza a caminar de prisa por los pasillos buscando las salidas. Todavía un poco dentro de su ensueño mira a la gente y piensa para sí: “Míralos qué poco saben agradecer. Les he dado la gloria y no me hacen ni puñetero caso ¡Así es la vida!”
2 comentarios:
Sublime! qué bonito, no sólo por el sueño de ver a España campeón si no también por lo hermoso y delicioso que es leerlo y re-leerlo.
Y hoy, Pablo, será aun mejor porque se cumplió el pronóstico de ganar el Campeonato Mundial con un gol en los últimos minutos del partido.
¡Viva España!
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