En las democracias, parece obligatorio definirse políticamente como perteneciente a las izquierdas o a las derechas. Claro que, puesto que hay libertad de expresión, por encima de lo que decidas sobre tu tendencia política, te definen los demás. Si gobierna la izquierda y tienes una opinión contraria a alguno de los actos del gobierno, inmediatamente te califican como de derechas. Y, al contrario, si el gobierno es de derechas y criticas alguna de sus acciones serás clasificado como de izquierdas. Pero esa es al fin y al cabo una calificación emitida por terceros y por tanto, puede ser aceptada o no; nunca es una definición que te obligue. La que cuenta y por la que en últimas serás contado en las votaciones y estadísticas es la que tú mismo te asignas.
Y ¿por qué nos definimos como de izquierdas o de derechas? A todos nos gusta pensar que, más allá de consideraciones sobre teorías económicas o filosóficas, nos definimos en una de las dos orientaciones políticas por razonamientos de orden eminentemente prácticos. Por ejemplo: somos de izquierdas porque pensamos que lo fundamental en un país debe ser la “justa distribución de la riqueza, la estabilidad en el empleo y la atención prioritaria a la seguridad social”, o somos de derechas porque para nosotros, lo fundamental es “ el orden social, la seguridad ciudadana, la protección de la propiedad y el estímulo a la libre empresa”. Pero bueno! No se llega a la seguridad en el empleo con la protección a la propiedad y el estímulo a la libre empresa?. Y no es la justa distribución de la riqueza la que garantiza la seguridad ciudadana? Y, una seguridad social robusta y eficiente no es lo mismo que orden social?. No les interesa por igual a izquierdas y a derechas un país seguro, rico, con educación de calidad gratuita y obligatoria, con pleno empleo y con salarios dignos?
Después de este muy breve análisis, no es evidente que las dos posiciones son en realidad lo mismo y que la diferencia está sólo en el lugar que ocupa cada objetivo en el discurso de los capitostes de la política?.
Se dirá que la historia demuestra que hay gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda y que eso es una demostración palmaria de que las esas posiciones políticas existieron y existen. Bueno, pues no ha existido un gobierno más de derechas que el comunista (izquierda) de Stalin. Ni existirá un gobierno que reivindique con más énfasis los derechos de los pobres que el gobierno justicialista (derecha) de Juan Domingo Perón en la Argentina. Y hoy, el gobierno comunista (izquierda) de Cuba, ¿no es el más obsecuente protector y servidor de los capitalistas españoles del turismo en la isla? ¿No gobernó en España un inmenso político de izquierda que transformó el país y a quien se le atribuye la frase: “se buscan los votos con la izquierda pero se gobierna con la derecha” seguramente porque él sabe que lo de las posiciones políticas es solo un discurso? ¿No tendría razón el Maestro García Maquez cuando escribió hace tiempo en la revista Alternativa que “ definirse como de izquierda o de derecha es aceptar la hemiplejía mental”?
¿No será hora de que dejemos de etiquetarnos como géneros y que les exijamos a nuestros políticos que dejen de ponerse a si mismos marchamos impuestos por sus verdaderos manejadores, y que empecemos a votar solo a los que consideremos los más capaces y honestos para que gobiernen bien y dejen de tratarnos como al rebaño borreguil que los elige pero nunca los fiscaliza?
Lo que de verdad necesitan los países es tener gobernantes capaces y honestos y no seguir repitiendo la triste experiencia de elegir a personajillos quienes, lo único que tienen es la representación de su partido que, a la larga es solo un club para buscar beneficios personales a costa de todos.
Y ¿por qué nos definimos como de izquierdas o de derechas? A todos nos gusta pensar que, más allá de consideraciones sobre teorías económicas o filosóficas, nos definimos en una de las dos orientaciones políticas por razonamientos de orden eminentemente prácticos. Por ejemplo: somos de izquierdas porque pensamos que lo fundamental en un país debe ser la “justa distribución de la riqueza, la estabilidad en el empleo y la atención prioritaria a la seguridad social”, o somos de derechas porque para nosotros, lo fundamental es “ el orden social, la seguridad ciudadana, la protección de la propiedad y el estímulo a la libre empresa”. Pero bueno! No se llega a la seguridad en el empleo con la protección a la propiedad y el estímulo a la libre empresa?. Y no es la justa distribución de la riqueza la que garantiza la seguridad ciudadana? Y, una seguridad social robusta y eficiente no es lo mismo que orden social?. No les interesa por igual a izquierdas y a derechas un país seguro, rico, con educación de calidad gratuita y obligatoria, con pleno empleo y con salarios dignos?
Después de este muy breve análisis, no es evidente que las dos posiciones son en realidad lo mismo y que la diferencia está sólo en el lugar que ocupa cada objetivo en el discurso de los capitostes de la política?.
Se dirá que la historia demuestra que hay gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda y que eso es una demostración palmaria de que las esas posiciones políticas existieron y existen. Bueno, pues no ha existido un gobierno más de derechas que el comunista (izquierda) de Stalin. Ni existirá un gobierno que reivindique con más énfasis los derechos de los pobres que el gobierno justicialista (derecha) de Juan Domingo Perón en la Argentina. Y hoy, el gobierno comunista (izquierda) de Cuba, ¿no es el más obsecuente protector y servidor de los capitalistas españoles del turismo en la isla? ¿No gobernó en España un inmenso político de izquierda que transformó el país y a quien se le atribuye la frase: “se buscan los votos con la izquierda pero se gobierna con la derecha” seguramente porque él sabe que lo de las posiciones políticas es solo un discurso? ¿No tendría razón el Maestro García Maquez cuando escribió hace tiempo en la revista Alternativa que “ definirse como de izquierda o de derecha es aceptar la hemiplejía mental”?
¿No será hora de que dejemos de etiquetarnos como géneros y que les exijamos a nuestros políticos que dejen de ponerse a si mismos marchamos impuestos por sus verdaderos manejadores, y que empecemos a votar solo a los que consideremos los más capaces y honestos para que gobiernen bien y dejen de tratarnos como al rebaño borreguil que los elige pero nunca los fiscaliza?
Lo que de verdad necesitan los países es tener gobernantes capaces y honestos y no seguir repitiendo la triste experiencia de elegir a personajillos quienes, lo único que tienen es la representación de su partido que, a la larga es solo un club para buscar beneficios personales a costa de todos.
Germàn GUERRERO E.