viernes, 27 de noviembre de 2009

¿ES USTED DE IZQUIERDAS?


En las democracias, parece obligatorio definirse políticamente como perteneciente a las izquierdas o a las derechas. Claro que, puesto que hay libertad de expresión, por encima de lo que decidas sobre tu tendencia política, te definen los demás. Si gobierna la izquierda y tienes una opinión contraria a alguno de los actos del gobierno, inmediatamente te califican como de derechas. Y, al contrario, si el gobierno es de derechas y criticas alguna de sus acciones serás clasificado como de izquierdas. Pero esa es al fin y al cabo una calificación emitida por terceros y por tanto, puede ser aceptada o no; nunca es una definición que te obligue. La que cuenta y por la que en últimas serás contado en las votaciones y estadísticas es la que tú mismo te asignas.

Y ¿por qué nos definimos como de izquierdas o de derechas? A todos nos gusta pensar que, más allá de consideraciones sobre teorías económicas o filosóficas, nos definimos en una de las dos orientaciones políticas por razonamientos de orden eminentemente prácticos. Por ejemplo: somos de izquierdas porque pensamos que lo fundamental en un país debe ser la “justa distribución de la riqueza, la estabilidad en el empleo y la atención prioritaria a la seguridad social”, o somos de derechas porque para nosotros, lo fundamental es “ el orden social, la seguridad ciudadana, la protección de la propiedad y el estímulo a la libre empresa”. Pero bueno! No se llega a la seguridad en el empleo con la protección a la propiedad y el estímulo a la libre empresa?. Y no es la justa distribución de la riqueza la que garantiza la seguridad ciudadana? Y, una seguridad social robusta y eficiente no es lo mismo que orden social?. No les interesa por igual a izquierdas y a derechas un país seguro, rico, con educación de calidad gratuita y obligatoria, con pleno empleo y con salarios dignos?

Después de este muy breve análisis, no es evidente que las dos posiciones son en realidad lo mismo y que la diferencia está sólo en el lugar que ocupa cada objetivo en el discurso de los capitostes de la política?.

Se dirá que la historia demuestra que hay gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda y que eso es una demostración palmaria de que las esas posiciones políticas existieron y existen. Bueno, pues no ha existido un gobierno más de derechas que el comunista (izquierda) de Stalin. Ni existirá un gobierno que reivindique con más énfasis los derechos de los pobres que el gobierno justicialista (derecha) de Juan Domingo Perón en la Argentina. Y hoy, el gobierno comunista (izquierda) de Cuba, ¿no es el más obsecuente protector y servidor de los capitalistas españoles del turismo en la isla? ¿No gobernó en España un inmenso político de izquierda que transformó el país y a quien se le atribuye la frase: “se buscan los votos con la izquierda pero se gobierna con la derecha” seguramente porque él sabe que lo de las posiciones políticas es solo un discurso? ¿No tendría razón el Maestro García Maquez cuando escribió hace tiempo en la revista Alternativa que “ definirse como de izquierda o de derecha es aceptar la hemiplejía mental”?

¿No será hora de que dejemos de etiquetarnos como géneros y que les exijamos a nuestros políticos que dejen de ponerse a si mismos marchamos impuestos por sus verdaderos manejadores, y que empecemos a votar solo a los que consideremos los más capaces y honestos para que gobiernen bien y dejen de tratarnos como al rebaño borreguil que los elige pero nunca los fiscaliza?

Lo que de verdad necesitan los países es tener gobernantes capaces y honestos y no seguir repitiendo la triste experiencia de elegir a personajillos quienes, lo único que tienen es la representación de su partido que, a la larga es solo un club para buscar beneficios personales a costa de todos.

Germàn GUERRERO E.

domingo, 22 de noviembre de 2009

QUIENES PROMUEVEN Y MANTIENEN LAS GUERRAS


Han pasado ya 23 años desde que, en Cangas de Narcéa (occidente de Asturias) un día de verano, después de comer y mientras tomábamos la copa con un par de amiguetes de estos que haces en los bares, conversábamos sobre nuestras andanzas y tierras que andando habíamos conocido. Cuando les hablaba de Colombia, uno de ellos para posar de conocedor, si no de los países por lo menos de sus características, me salió con una pregunta que me dejó sorprendido. Recuerdo que el chaval preguntó con aire de inocencia, como quien pregunta la hora: “¿es cierto que a Colombia la llaman la ciudad blanca por la cantidad de coca que produce?”. Como era una de esas preguntas que desnudan la estolidez y que por lo mismo no merecen una respuesta, preferí pasar a otros temas y propuse hablar del Sporting que por esos días aun nos emocionaba a todos. Desde luego, no dejó de chocarme que en España uno pudiese encontrar personas que ignorasen tanto sobre un país al punto de creer que es una ciudad y no un país, a pesar que hacía solo 170 años era todavía una provincia española de ultramar, país que llevó por mucho tiempo el nombre de Nueva Granada; donde está Cartagena, ciudad que a decir de todos es “la más bella ciudad española”, donde se ama tanto lo español, país en fin del que todo español debería saber algo como sabe, por decir lo menos de Filipinas. Pero bueno, no era cuestión de enfadarse, así que lo olvidé, con la seguridad de haberlo barrado para siempre. Pero no, no lo había olvidado. El recuerdo lo tenía latente y vine a darme cuenta al leer los periódicos virtuales de España que leo a diario para mantener el contacto con esa tierra de mis entretelas, que esa ignorancia vergonzosa sigue presente hoy como ayer. En una de esas lecturas encontré que un “investigador de asuntos sociales”, con argumentos más o menos bien hilvanados dice, – me imagino que sin rubor por que cree estar diciendo grandes verdades –, que ahora, los nuevos aspirantes a dictadores europeos, puesto que ya no pueden servirse de los ejércitos de sus países para someter a sus pueblos, están conformando ejércitos particulares los cuales arman y entrenan en países del tercer mundo y que, aquí viene la perla, en Colombia bajo la dirección “del terrateniente de derechas Álvaro Uribe” se tiene listo un enorme ejército suficientemente bien armado y entrenado para entrar en acción en el Viejo Continente. Leer esto me produjo la misma sensación de estupor que sentí cuando oí la pregunta de mi amigo de Cangas. Me hizo pensar de nuevo en la frase que dicen que dijo Albert Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Sobre lo primero empiezo a tener dudas”.
Para decir exabruptos como los que dice el “investigador de asuntos sociales” hay que tener una ignorancia o una mala gaita infinitas. Creo que más de lo segundo que de lo primero porque, este tipo de personas, leen y buscan datos para tergiversarlos y poder montar historias truculentas que les den alguna notoriedad. Lo malo es que siempre encuentran gente de buena fe pero enternecedoramente incauta que, por su desinformación y pereza mental, creen con candidez camelos como estos.
Quien conozca algo de Colombia, bien sea por haber estado en el país o, al menos por haber leído algo serio sobre él, sabrá que se trata de un país inmenso (el doble del territorio español), con un desarrollo industrial y comercial sorprendente, con una gente laboriosa y alegre que, a pesar del gran desequilibrio social y de las miserias en que lo sume una guerra absurda, siempre encuentra motivos para reír y divertirse. Sabrá que en Colombia hay una guerrilla que hace muchos años nació por los atropellos que un ejército anacrónico le propinó a un campesino, quien por buscar venganza se armó rudimentariamente y armó algunos vecinos, todos lo cuales acabaron siendo una cuadrilla de bandoleros que asesinaba a todos los que les parecían “contrarios” a ellos. Estos campesinos cuadrilleros en los tempranos años 60, cuando la revolución cubana y la romántica figura del Che colonizaban las mentes de todos los progres que en mundo son, fueron concienzados por algunos de éstos para que abracen “la conquista del poder por las armas en nombre del pueblo” bajo consignas marxistas. Es fácil comprender que estos seres elementales y ya curtidos en el hábito de matar para lucrarse del crimen puedan ser conquistados con el argumento de que pueden convertir ese estilo de vida en un camino a la gloria de ser los “redentores de la patria”. Así nacen las FARC, quienes en sus comienzos gozaron de apoyo, no solo entre las clases campesinas y obreras sino entre la intelectualidad que veía en ellos el germen de una revolución que dignifique la vida de unas grandes mayorías miserables.
Pero fueron pasando los años y todos los pueblos del mundo empezaron a comprender que la quimera de la revolución era solo eso. A esa desilusión de los pueblos vino a sumarse la caída de la Unión Soviética, impulsora y mantenedora de las guerrillas en el mundo. Se vio entonces que los grupos que continuaban en las montañas intentando derrocar los regímenes de sus países no iban a conseguir nunca su objetivo y que, por otro lado, ya nadie, ni el pueblo ni ninguna potencia extranjera les daba su apoyo ni logístico ni económico. ¿Sería entonces el fin de esos grupos armados? Pues en el caso de Colombia, no. Y uno se pregunta, ¿porqué si no tienen apoyo del pueblo ni de nadie, pueden seguir en una lucha en la que ni ellos mismos creen? ¿Con qué dinero se mantienen y mantienen una guerra?
La respuesta es tan sencilla que parece un mal chiste que nadie la tenga clara. Los grupos guerrilleros de Colombia y los cualquier otro lugar del mundo siguen combatiendo porque se han convertido en idiotas útiles de los mercaderes y fabricantes de armas de Brasil, Sudáfrica, la antigua Checoslovaquia, Rusia, Bélgica, España y un muy largo y triste etcétera, quienes junto con los inmensos grupos económicos que se lucran del narcotráfico mundial, convierten a estos grupos en:

1. Cultivadores, convertidores, transportadores y comerciantes primarios de sustancias alucinógenas,

2. Compradores de armas, con los dineros obtenidos de este narcotráfico primario.

3. Mantenedores y bases de estos criminales comercios.

Por qué no hay guerrillas en Brasil o Sudáfrica, países con desigualdades sociales monumentales? Pues porque en esos países están unas muy grandes fábricas de armas con sus Juntas Directivas, sus departamentos de marketing, sus investigadores de mercados, sus CEOs, sus socios, en fin sus dueños y, no está bien “ensuciar su propia casa”

Otras preguntas que muchos nos hacemos pero que nadie responde de forma clara es: ¿a dónde van a parar en realidad los 700 mil millones de euros anuales que - según muchos analistas económicos - mueve el narcotráfico mundial? Porque no van a contarnos la increíble historia de que se lo quedan unos toscos delincuentes colombianos y unos elementales campesinos afganos. O, ¿Si combatir la fabricación es tan sencillo como cortar el suministro de los insumos químicos con los que se procesan los alucinógenos, por qué no se hace? O, por qué no se legalizan las drogas si se sabe que, eliminando las dificultades de fabricación y comercio, caerían los precios a niveles que harían poco atractivo ese infame negocio?
Parece obvio pensar que, ninguna de esas eficaces medidas se toman porque, existen grandes conglomerados económicos mundiales quienes, en sinergia con algunos gobiernos, mantienen y favorecen este estado de cosas para lucrarse inmensamente de él mientras mantienen la pantomima del “combate al narcotráfico” el cual, en realidad favorece el incremento de los precios.
Puesto que esto parece ser la realidad, ¿no es Colombia un país rehén de los verdaderos traficantes como lo son todos los países que mantienen esas guerras absurdas? ¿No son las juventudes del primer mundo con su consumo de drogas y su desgraciado deterioro, rehenes de los verdaderos traficantes?. ¿Cómo entonces, si no hay un genuino interés de los gobiernos en frenar esta desgracia, podrá la humanidad librarse se esos flagelos?.

Solo existe una solución y esta está en manos de los rehenes puesto que no puede estar en manos de sus captores: La solución es liberarse!. Todos los colombianos, guerrilleros, contraguerrilleros, ejército, pueblo en general, deben darse cuenta de que están siendo utilizados, de que son idiotas útiles de los traficantes y, hacer un acuerdo entre todos para no usar mas armas. Frenar la guerra y dedicarse entre todos a construir un país incluyente en el que quepan todos. Ya sin la necesidad de las armas y de la logística de la guerra, tampoco será perentorio tener una financiación para esa guerra. Entonces no será un problema dejar el cultivo, transformación y transporte de sustancias alucinógenas. Podrá entonces dejarse a un lado esa actividad y Colombia empezará a encontrar el camino del desarrollo.

Para que esto ocurra, será necesario que también Europa coopere y se silencien las voces de esos personajes de opereta como el decano de una facultad de economía de Bélgica que gusta de salir a “hacer el indio” dando histéricas voces de aliento a las guerrillas con argumentos anacrónicos. Será necesario que las juventudes europeas y norteamericanas comprendan que también ellos son solo “idiotas útiles” de los verdaderos narcotraficantes y que, puesto que si no hay consumo no hay mercado, dejen de consumir y destruyan así este infame comercio que es el verdadero MOTIVADOR, SOSTENEDOR, SUSTENTADOR y CULPABLE de tanta muerte, de tanto atraso, de tanta desgracia!!.

Germàn GUERRERO E.